domingo, 8 de julio de 2012

De lo nunca visto


le resultó insoportable tener una casa normal

Una dolencia muy acusada en nuestros días es la de "lo novedoso".

No ha de confundirse con la de "lo espectacular". Aunque comparten muchos síntomas.

Y las considero dolencias cuando el valor principal de una creación reside en la novedad o espectacularidad de su apariencia. Esa frivolidad por la cual olvidamos lo principal me pone literalmente triste. Genera un ambiente amnióticamente anestésico muy deprimente.

Cuando además esa apariencia novedosa o espectacular hueca condiciona negativamente cuestiones esenciales (como la funcionalidad o el presupuesto) entonces ya estamos hablando de enfermedad grave.

Cuántas críticas enfurecidas escuché dirigidas contra mi tutor de PFC porque ante la incontinencia formal de los estudiantes él proponía, en algunos casos (no en todos), cubos o cajas rectangulares. Cuánta inteligencia derramada por nuestra parte por falta de sensibilidad.

La novedad y/o la espectacularidad pueden ser necesarias o acertadas. Y en ese caso habría que saber producirlas y aplicarlas para responder satisfactoriamente.

Pero como casi todo el mundo sabe, siempre hay "mil proyectos posibles". La opción más novedosa o espectacular formalmente que las revistas malas están esperando sólo es una de las posibilidades.

Yo pediría por favor, a todos los arquitectos, que sólo se decantaran por la novedad y/o la espectacularidad cuando además de responder notablemente a las cuestiones principales consiguieran hacerlo de forma radicalmente mágica.

De lo contrario, de verdad, no es tan malo hacer proyectos normales y correctos en su apariencia. No es tan insoportable. De hecho hoy en día supone casi un acto revolucionario. Estoy seguro de que los usuarios lo agradecen. Un proyecto aparentemente contenido puede albergar dosis tan altas de magia como el que más. Y tal vez ésta sea más pura, menos "de comediante".

Incluso yendo más lejos: creo poder afirmar que los momentos más felices de mi vida se han dado en lugares "normales". Y que probablemente ayudó el hecho de que el espacio no reclamara mi atención, que mis sentidos estuvieran entregados a lo que al fin y al cabo era lo más importante: la vida.

La arquitectura ha de ser una plataforma que la catalice.

En una ciudad tan colorida como Reykjavík, que alguien pinte su casa de fluorescente no resalta demasiado. Apenas supone una anécdota, una pequeña victoria de la sociedad del espectáculo. Pero por suerte esta vez la pintura poco a poco caerá y habrá que repintar, espero que de otro color tras la lenta penitencia que vamos a pagar: en este caso no irá ganando con el tiempo.

Porque el paso del tiempo y el desgaste, si bien ennoblecen los logros, con los fracasos son implacables.


1 comentario:

  1. lo novedoso, el pilar fundamental de la "moda".
    como si en esta sociedad desconectada del momento presente, huerfana de mistica y poco atenta a las "entregas con el cielo", en un esfuerzo mal dirigido, pensara que lo novedoso es sintonizar con el momento.
    Y el momento pasa, ya ha pasado, y la herencia queda... lo vacio de contenido corroe la memoria, y como un bosque quemado necesita tiempo para reponerse.

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